Un perro que va siempre atado no es un perro feliz

“Los perros tienen necesidad de sentirse libres para conseguir un equilibrio emocional que facilite la convivencia.” Adrián Paredes.

En A Coruña hay censados 24.000 perros. La ordenanza municipal del año 1997, actualmente en vigor, sólo permite perros sueltos en las cinco áreas caninas que existen en la ciudad. Eso quiere decir que no pueden nadar, ni correr fuera de los caniles, salvo que lo hagan con correa al lado de su guía…

Hablamos con Adrián Paredes para conocer su opinión profesional de cómo pueden afectar estas limitaciones al comportamiento de nuestros peludos.

Adrián es “el profe de perritos”, educador canino con capacitación de la Xunta de Galicia nº CCA-D-057, licencia nacional de adiestrador canino profesional nº 4200, con especialidad de técnico en modificación de conducta nº 4201 y profesor de la academia pública de seguridade galega para la formación de la Guardia Civil y Policías Locales de Galicia.

¿Crees que existe un mayor interés por parte de las personas que viven en la ciudad por convertir a sus canes en perros urbanitas y que “no se note su presencia”?
Hay una clara evolución en la forma en la que convivimos con los perros. Si hace 20 ó 30 años se buscaban perros que alertaran y guardasen la casa, hoy en día y sobre todo en la ciudad, la tendencia es totalmente contraria. En la actualidad se educa a nuestros perros para que no ladren en casa, porque eso nos generaría problemas con el resto de vecinos. El principal objetivo de los guías de perros urbanitas es evitar conflictos con la sociedad.

¿Cuál es la mayor preocupación de las personas que buscan la ayuda de “el profe de perritos”?
Hay una ligera tendencia por la que las personas, previa a la llegada de su perro o en los primeros días en casa, buscan el asesoramiento profesional con el fin de realizar una adaptación lo más idónea posible.
Aunque, por desgracia, todavía la inmensa mayoría acuden cuando ya existe o se topan con algún tipo de problema de conducta. Pese a ello, cada vez existe mayor conciencia de tener un perro sociable, con todo lo que ello conlleva.

¿Es suficiente para un perro, por muy largo que sea, un paseo con correa?
Los paseos son parte esencial y necesaria de la vida de cualquier perro, ya sea de piso o de finca.
Existen varios mitos sobre el paseo con correa, entre ellos el evitar o prohibir que el perro pueda pasear por donde le interese realizando una actividad de olfateo. Es muy extendida la creencia de que el perro no debe pararse a oler o acercarse a saludar a otros congéneres tan solo porque en el paseo mando «yo». Es labor de los profesionales desterrar esas creencias arcaicas y educar a los propietarios de que el paseo es para el perro, es el momento en el día en el que puede relacionarse con el entorno y si lo limitamos de un modo irracional posiblemente generen problemas de conducta. Debemos tener en cuenta que, siendo generosos, la mayoría de los perros pasan unas veinte horas en casa.
Todo ello, y partiendo de la base de que la gran mayoría de los perros no tienen un paseo de calidad con la correa, nos hace ver que no es suficiente pasearlos exclusivamente con esta herramienta. La posibilidad de estar suelto permite al perro suplir nuestras carencias como guías y, sin duda, es un momento muy necesario para que pueda tener una vida plena y saludable.

¿Puede ayudar a reducir o eliminar el estrés de los perros el que puedan correr, jugar, nadar y sentirse libres?
Efectivamente, los momentos de esparcimiento sin limitación de la correa generan exploración y una actividad adecuada. Debemos atender a las particularidades de cada perro, a algunos les gusta correr, a otros nadar o simplemente olfatear. Teniendo libertad de decisión, nuestros perros pueden desarrollar sus gustos y necesidades, algo fundamental para el equilibrio y buen comportamiento de nuestro pequeño amigo.

¿Mejora su comportamiento?
Rotundamente sí. Un perro que siempre va atado y que no tiene un paseo de calidad simplemente no es plenamente feliz.

¿Crees que eliminaría las posibles molestias a vecinos?
En efecto. Si logramos que nuestro perro tenga una actividad de calidad y hacemos hincapié en actividad, que no ejercicio ya que en ocasiones confundimos el tiempo o la intensidad con lo que realmente es necesario y bueno para nuestro perro. No es cuestión de estar dos horas tirándole la pelota en un futuro cercano no llegaremos a cansarlo, posiblemente con esto lo único que consigamos es un perro obsesivo y asocial que tan solo se relaciona con un elemento inanimado y que demandará cada vez más esta actividad monótona. Debemos ser los primeros responsables del comportamiento de nuestro perro y que no genere molestias y conflictos allá a donde vayamos con él.
Mi opinión personal es que hay espacios suficientes para todos: amantes del running, del ciclismo, del terraceo o los que llevamos compañeros de cuatro patas. El respeto entre todos es lo más importante..

¿Tendríamos perros más felices?
Sin duda.

Si los propietarios responsables nos preocupamos por la educación y el bienestar de nuestros perros, desde la administración ¿cómo nos podrían ayudar?
No castigando a los que nos preocupamos y esforzamos por tener perros educados y sociables que no generan conflictos.
Las personas que convivimos con perros debemos seguir unas normas muy estrictas que, en ciertas ocasiones, me cuesta entender. Un ejemplo es el Parque de Bens, en donde la inmensa mayoría de los que disfrutan de esas instalaciones acuden con perro y este porcentaje aumenta enormemente en periodo de invierno o con mal tiempo.
El área canina que se ha construido es un avance, aunque si comparamos las hectáreas que tiene el parque con los metros que ocupa la zona de esparcimiento para perros, personalmente la considero insuficiente. Sin duda debemos respetar al resto de usuarios del parque que no llevan perro o que realizan otro tipo de actividades. Por supuesto, no se debe permitir que nuestro perro pasee suelto por zonas de juegos infantiles. Pero no puedo llegar a comprender que hoy en día donde la gran mayoría de los asistentes a un recinto acuden con perro, no puedan llevarlo suelto.
Creo que se debe perseguir a aquel que molesta o no tiene control sobre su perro, pero no al que sea cívico y que cuando haya otros usuarios decide sujetar a su perro.
Tal vez la normativa se haya quedado obsoleta, no es cuestión de que únicamente se puedan soltar a los perros en unos recintos que todavía no cumplen con las necesidades de una población creciente. Si los 24.000 perros censados en la ciudad acuden a la vez a las áreas caninas sin duda se quedarían pequeñas, y no hay mayor riesgo y origen de conflictos que estar con muchos perros en espacios relativamente pequeños.
Hay que perseguir a aquellos que no cumplan las normas de civismo y a los que no controlen a sus perros, pero no es justo que paguen los que toman precauciones y son conscientes de las limitaciones de su perro por unos pocos incívicos.

Para finalizar, desde tu punto de vista ¿qué ventajas tiene contar con los servicios de un profesional para ayudar a lograr una mejor convivencia con nuestros canes?
Cada vez más personas socializan a través de su compañero y es bueno, una actividad totalmente recomendable. Y veo normal que entre ellos se ayuden cuando hay un «problemilla». El caso es que pese a hacerlo con la mejor intención posible nos olvidamos de lo más obvio: cada perro es diferente, cada guía lo es y cada entorno en el cual viven lo es también. No todas las estrategias que nos cuenten pueden ser efectivas, aunque a tu vecino le haya funcionado. Por suerte, tanto en la ciudad como en el área metropolitana, contamos con profesionales cualificados para ayudar a aquellos guías que lo necesiten. Mi consejo: acudir a un profesional antes de realizar experimentos.